Por Luis Alberto Warat
1era parte
La potencia social renace, caótica,
fragmentada, pocas veces bien encausada, expresándose con excesos, la calle
precisa aprender a convivir. Creo que en ese aprendizaje radica una respuesta
importante a la violencia. Las palabras, las enseñanzas, las consignas de orden
que racionalizaron y legitimaron la sociedad moderna ya no sirven para ello,
sospecho que ahora, desgastadas, sirven para realimentar la violencia. El viejo
estemos juntos en democracia, amparados
por el Estado de derecho perdió completamente su valor, su belleza como ideal
es de otra época, de por lo menos dos siglos ya pasados
Precisamos, desde lo popular y
callejero potenciar los contornos de un nuevo estar-juntos, donde el responder por,
o en lugar de, adquiera sus debidas proporciones políticas, jurídicas e
sociales ( no se trata de suprimir la tecno-estructura) sino encontrar una
armonía que impida que se exceda en sus funciones, impedir su metástasis
(expansión en toda la sociedad) conseguir que, todos podamos ser señores de
nuestra propia vida y no naufragios a la deriva en nuestra propia existencia
(ese por ejemplo es el principio que da origen a la mediación).
Violencias totalitarias visiblemente
despiadadas o suaves precisan de una resistencia que se nutra de nuevas formas
de solidariedad e de colectivización de lo popular e callejero, que retornen
renovando lo tribal y primitivo que todo lo popular y callejero precisa como
centro de gravedad.(lo que Mafessoli llama solidariedades múltiples).
Aprender a disfrutar y gozar lo
mejor posible el mundo que se tiene para ver y vivir en un entre nos solidario
participativo, Un aferrarse con fuerza a la magia al sentido de lo festivo que
constituye la magma de significaciones (caribeñas o bahianas por ejemplo), que
el mundo precisa aprender a succionar; una
proyección de futuro relativizada por un aquí y ahora que encierra una
carga de vitalidad, de sensualidad, de fuerza que la sociedad no puede perder
como nutriente.
Una observación de los objetos y la
vida cotidiana con ojos maravillados que contemplan el mundo como si acabara de
resurgir de la nada. Lo preternatural de la existencia como una forma de hacer
de la vida una obra de arte. Ayudar a las personas marcadas negativamente por
las formas violentas de la vida a mirarse, no obstante el horror, con ojos
maravillados y hacer que los otros también nos vean así, que nos miren con
amor. De eso se trata el realismo mágico Ese algo de magia plena que los dogmas
del individualismo nunca podrán comprender. (…) El realismo mágico, lo entiendo
como la audacia de `pensar, sentir y hacer en contramano del moralismo y del
abstraccionista epistémico, sintetizando un surrealismo tribal como clave.
Como ustedes están observando no
estoy proponiendo ninguna teoría epistematicamente controlable, estoy tratando
de construir pistas para pensar y proponer temas abiertos y prospectivos para
un saber popular y callejero que asienta sus raíces en la vida cotidiana
popular para encontrar en ella la única fuerza de expresión valida para ese
algo que nos empeñamos en llamar verdad.
Participar en la instalación de un
pensamiento y un hacer que no quede alienado al sabor de la critica, eso que
encanta a los intelectuales que nunca se sentaron a beber y compartir una
comida con el pueblo, en la calle En vez de buscar inútiles respuestas, encontrar
el como estar mejor en el mundo y con el otro, aprender a como convivir y resistir
al poder que pretende imponer suaves o no tanto violencias totalitarias, así
como resistir al otro, que debilitado, sin saber como resistir se entrega a
formas defensivas de la misma violencia y se pierde en pulsiones destructivas
como único refugio. La única forma de poner los limites adecuados al poder del
Estado es creando paralelamente, en lo popular y callejero un orden sin Estado,
un sitio sin Estado, un estado surrealista de vida juntos.
La multidiversidad comprensiva de
los saberes populares y callejeros no puede tener como mira la producción de
nuevos objetos teóricos, ni la de integrar la calle a la cientificidad
dominante, su intención esta dirigida a la participación del lento trazado
existencial que los distintos fragmentos sociales modelan permanentemente, una
participación principalmente destinada a integrar a ese trazado a todos
aquellos que siempre fueron negados como voz participativa del todo social. Una
multiversidad fundada en el reconocimiento de los discursos múltiples de la
época, una renuncia a los pensamientos muertos o esteriotipados y un
descubrimiento permanente de las brechas (o elementos de resistencia) que
permitan huir de la dominación generalizada da existencia social, del
miedo, de la resignación a estar mal y
de lo que, un sin numero de indicios denuncian como obsoleto.
Piezas de un rompecabezas enigmático
que es preciso armar para poder superar las mil y una cabezas de la violencia
totalitaria, vencer al monstruo. Pero algunas piezas faltan y son difíciles de
encontrar, o mejor dicho faltan porque precisan ser creadas por todos y aceptadas por el rompecabezas enigmático. Esas piezas nunca podrán ser
construidas en la universidad, requieren espacios de multidiversidad y no de
interdisciplinariedad (aquí falta la magia). Requieren pensar al margen de los
conceptos y las teorías (que es un modo que encontró el totalitarismo para
afirmarse, dice Mafessoli). Una apuesta en el pensamiento por cartografías
Por mi parte, no traigo ninguna pieza para probar si encaja en el rompecabezas, mi intención es la de participar en el todo del movimiento popular, aportando lo mío para la otredad como totalidad (el todo de la otredad). Quiero colocarme en el lugar de los facilitadores, como uno más que ayuda cuestionar las grandes formas, los grandes esquemas, los grandes relatos que presidieron el apogeo de la burguesía y de su contracara revolucionaria, generando esquemas de racionalización que sirvieron para acrecentar la dominación generalizada de la existencia social y la exploración indiscriminada e irresponsable de la naturaleza desde las tecno estructuras de la sociedad direccional.
Ese e el primer paso para impulsar
la persistencia social para resistir a todo esto, el primer paso para implementar
lo que llamaría espacios de resiliencia colectiva, como complemento de las
formas ya instaladas en psicopedagogía de la resiliencia individual. La resiliencia
colectiva, como complemento de las formas individuales de aprender a resistir
se realizarían, por intermedio de las Escuelas de Convivencia (EC), lugares
para aprender a gozar de la libertad y salir de este estado de emergencia
social generalizado en que estamos viviendo.
Continuará...
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Continuará...
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