LA FILOSOFIA LINGÜÍSTICA Y EL DISCURSO DE LA CIENCIA SOCIAL
PROFESSOR LUÍS ALBERTO WARAT
II PARTE
Revista SEQÜÊNCIA UFSC (1980)
2.1. El mito político contemporáneo
se encuentra fuertemente enlazado a los medios masivos de comunicación. Ellos
son los encargados de producir, por el solo empleo del medio, la respuesta de
adhesión o reprobación. La gente se indigna o comparte actitudes en forma
proporcional al grado de aprobación o condena que el medio masivo de
comunicación exterioriza, generalmente, tras una aparente información
verificable. Si uno se toma el trabajo de le todos los diarios de la mañana, ya
sabrá, mas o menos, como opinarán sobre los acontecimientos del día casi toda
la gente con la que se encuentra a lo largo de la jornada. Y hasta se podrá dar
el lujo de saber que diario compra cada uno. Pero, muchas veces la información desaparece
y la gente reacciona como respuesta a una carga emotiva adherida a las palabras
presentadas como slogans o estereotipos.
Ahí entonces, ya no hay
nada que verificar y el hombre acepta las propuestas de ordenación social en
actos de pura emotividad. Esta es una diferencia importante del mito político
contemporáneo, encarnado en una propuesta
política y no en un enunciado metafísico.
2.2. En la teoría social,
pensada ella como discurso científico, existe también la preocupación por
encontrar criterios de demarcación, reglas de significación, que permitan
decidir cuales son las expresiones que se consideran significativas dentro de
ellas. Establecer el límite dentro de una teoría social entre el sentido y el
sinsentido. Son propuestas establecidas desde un meta- lenguaje, que sirven
para delimitar desde afuera el campo dentro del cual el lenguaje en el que se
constituye la teoría social puede usarse con eficacia, vale decir, con
suficiente fuerza explicativa en relación al comportamiento social, y fuera de
la cual, empieza a operar al servicio de un uso lingüístico diferente: el
persuasivo o retórico. En ciencias sociales,
el criterio de demarcación, el límite entre el sinsentido y lo
significativamente asumido, es también un limite entre el discurso con
intención explicativa y el discurso funcionalmente persuasivo, o dicho en
palabras más simples, el limite entre las explicaciones y las justificaciones.
Esto es, las meras justificaciones son un límite que produce sinsentido.
Empezamos a marcar de este
modo ciertas diferencias con las propuestas del positivismo lógico, que
intentaba encontrar un criterio de predecibilidad, unificado para el mundo
natural y el mundo social, considerando para ello como exclusivamente
significativos a los enunciados fácticos. La regla de sentido para la teoría
social se preocupa no tanto por las fronteras del discurso fáctico, sino por el
deslinde entre las justificaciones y las explicaciones, lo que es lo mismo que decir
entre el conocimiento científico y la ideología. Y así si como, el positivismo
lógico consideraba, a los enunciados sin referencia fáctica como sin sentido,
podríamos decir análogamente que la mayoría de los epistemólogos sociales se
inclinan en asumir a la ideología, en función de la ciencia como un sin
sentido. La gran lucha abierta en la teoría social de hoy, está dada
por el esfuerzo para evitar, que el discurso de la ciencia se transforme en ideología,
para lo cual se intenta paralelamente erigir la epistemología.
El interrogante no está
cerrado? En qué medida el discurso científico no es un forzoso complemento del
discurso ideológico? ?Buscar limites precisos como criterios de significación
no es caer en la trampa del maniqueísmo?
Probablemente, el criterio
de significación, que deba buscarse en la teoría social, debe presentar una
diagramación de inevitables contornos borrosos.
3.1. El criterio de
significación, que el positivismo lógico establece, asume como sinsentido
aquellos enunciados, que traspasen las fronteras del discurso fáctico, el marco
de una función genuinamente informativa. Aquellas expresiones, que pese a su
forma gramatical declarativa, no nos suministran una genuina información del
mundo, se les puedan predicar valores de verdad, deben ser pensadas como pseudo
proposiciones o enunciados metafísicos.
3.2. La concepción
metafísica tradicional proclamaba una conexión necesaria entre los intentos de
explicación y la realidad pretendidamente descripta.
Contra esta concepción se
levanta el positivismo lógico que verá a estas explicaciones como simples
intentos funcionales, a través de los cuales, se puede preveer en cierto grado
el curso de los fenónemos.
3.3. El discurso por medio
del cual se intenta establecer explicaciones satisfactorias del mundo adquiere
dentro de esta corriente el lugar de privilegio, la ciencia es pensada como un
conjunto de proposiciones.
Las características que
deben poseer los enunciados científicos son las notas que sirven para que una
determinada área temática adquiera el status de ciencia.
Precisamente, el criterio
de determinación intenta asumir como significativas para la ciencia a un
conjunto de enunciados, oponiéndolos a los que se proclama metafísica y por
ende sin sentido.
En palabras más simples,
proclamaron la necesidad de contar con reglas, que permitieran decidir cuando
una expresión puede ser pensada como portadora de una significación dentro del
discurso de la ciencia, cuando una expresión puede se tomada como
significativamente relevante y por tanto ostentar un legítimo derecho para
formar parte de un discurso científico.
Esta regla o critério de
significación intentaría responder a la pregunta?:
¿Cuando una expresión
tiene sentido para la ciencia? Veamos ahora un poco más de cerca como el
positivismo lógico arma la respuesta de este interrogante.
3.4 La regia de significación
propuesta se basa en un criterio semántico, y por su intermedio se afirma, que
esa expresión debe ser pensada como científicamente significativa, cuando puede
ser vista como somáticamente verdadera.
La relación semántica es
aquella que vincula las afirmaciones del discurso con el campo objetivo al que
se refiere, y cuando se produce esta relación puede decirse entonces que el
enunciado es verdadero. Estamos así frente a una noción de verdad, que se
califica de objetiva para diferenciarla de la verdad subjetiva, que puede
revestir una opinión, una creencia fuertemente sostenida por el sujeto o desde
el poder. De ese modo, el positivismo cercena su campo de aplicación en
relación a las ciencias sociales, imposibilita la proyección de modelos de
sociedad, es una concepción que se niega a ser normativa.
4.1. — Concluyendo,
podemos afirmar, que el neopositivismo lógico, apoyándose en la filosofía del
lenguaje ordinario, pretendió eliminar la cadena de evocaciones valorativas e
ideológicas de las significaciones, en sus propuestas de organización del
discurso científico, erigiendo de esta manera el mito del referente puro. Esto
es, concibiendo la posibilidad de elaborar un discurso cuyo significado abarque
únicamente sus ámbitos referenciales, dejando de un lado toda la gama de sus
efectos valorativos o ideológicos. —Se elimina del discurso científico de las
disciplinas sociales, las voces ideológicas, las representaciones míticas y los
juicios éticos. — De esta forma, los criterios de organización del lenguaje
científico descalifican totalmente los ámbitos ideológicos de significación,
calificándolos de “sin sentido”, pretendiendo asignar a la significación un concepto
referencial puro. — Esta es la propuesta de la condición semántica de sentido,
que al considerar sólo como verdaderos los enunciados, que tengan
correspondencia con los hechos, levantan el mito del referente puro, negando
facticidad al ámbito ideológico de significación, cuya materialidad hoy no se
discute.
La propuesta
neo-positivista con relación a la ideologia establece un criterio de
descalificación, mucho más fuerte, que de las primitivas concepciones sobre la
ideología, que solo la consideraban como un conocimiento falso, distorsionante
de la realidad, como es el caso de la teoría pura del Derecho de Kelsen.
4.2. El neopositivismo no
admite a la ideología como componente de la realidad social, que solo considera
en su aspecto fáctico, sensible y concreto. Por otra parte, pretende lograr una
ciencia social con enunciados verdaderos, racionales y lógicos, expresados en
el discurso científico, que demuestra—a su criterio — su correspondencia con
los hechos, sin advertir la mutilación que opera en la realidad social, al
decantar su contenido ideológico.
4.3. La filosofía
lingüística sostiene la capacidad del discurso científico de proporcionar
enunciados verdaderos, que se corresponden con la realidad social. Si tal correspondencia
no se obtiene, ello debe ser atribuido a una imperfección del lenguaje o a su
defectuoso empleo, que pueden y deben ser corregidos
En realidad, se trata, más
bien de una forma mítica para la organización del discurso científico. Hacer
ciencia, no es preocuparse por las posibles relaciones de un lenguaje con la
realidad, sino más bien, si algo quiere llamarse discurso científico en las
ciencias sociales, es aquél lenguaje, que explicita los determinantes y
condicionantes de los fenómenos sociales, que al investigador se presentan con
los componentes ideológicos.
Revista SEQÜÊNCIA — Ano I — 1º Semestre 1980 —
Pág. –89–— 90 — UFSC
No hay comentarios.:
Publicar un comentario