Por Slavoj Zizek
¿Cuál sería mi, cómo llamarla, actitud espontánea en cuanto al universo?
Es oscura. La primer tesis vendría a ser una suerte de total
vanidad. Básicamente no hay nada. Lo digo en sentido literal.
Finalmente
sólo hay ciertos fragmentos, unas cosas que se desvanecen. Si uno mira
el universo, es un gran vacío. Pero entonces, ¿Cómo emergen las cosas?
En esto siento una especie de afinidad espontánea con la física
cuántica, donde la idea es que el universo es un vacío pero una suerte
de vacío cargado positivamente, entonces las cosas particulares aparecen
cuando se distorsiona el balance del vacío. Y esta idea me gusta mucho,
de forma espontánea: el hecho de que no es sólo nada.
Si las cosas
están ahí fuera significa que hubo un terrible error. Lo que llamamos
creación es un desequilibrio cósmico, una catástrofe. Las cosas existen
por error. E incluso estoy listo para ir hasta el final y declarar que
la única forma de contrarrestar la catástrofe es asumir el error y
llevarlo hasta sus últimas consecuencias. Tenemos un nombre para esto,
se llama amor.
¿El amor no es precisamente este desequilibrio cósmico?
Siempre me disgustó esa noción de amar el mundo, del amor universal. No
me gusta el mundo. De cierta manera estoy entre "odio el mundo" y "el
mundo me es indiferente". Toda la realidad es sólo esto, es estúpida,
está ahí, no me importa.
El amor para mí es un acto extremadamente
violento. El amor no es "te amo completamente", el amor es "extraigo
algo"... De nuevo está la estructura de desequilibrios. Incluso si este
algo es sólo un pequeño detalle, una frágil persona individual, yo digo
"te amo más que a todo lo demás". En este sentido bastante formal, el
amor es el mal.
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