Queridos amigos, presentamos un adelanto del siguiente texto basado en fragmentos del pensamiento de Luis Alberto Warat expresados en cuatro de sus obras.
DRAGONES,
PURPURINAS Y ESPERANZAS
Luis Alberto
Warat
Fragmentos
escogidos
con la colaboración de Leopoldo Fidyka
Casa
Warat
Buenos Aires
República Argentina
Ilustración especial: “Latido en expansión” de Maka Fidyka www.makafidyka.blogspot.com |
“Siento que solamente en el gran juego de los fragmentos podemos perturbar el encadenamiento de las réplicas, de las fingidas consistencias de los estereotipos, del lugar del deber que las instituciones arreglan para los intelectuales.
Por el fragmento podemos dispensar los catecismos de las ciencias
sociales. Por el fragmento podemos constituir una erótica de las significaciones.
Apelando al fragmento, puedo mostrarme en migajas, sin ningún centro de
gravedad, buscando la inteligibilidad del instante marcando la preferencia de
lo fugaz frente al orden y al deber de la escritura que deforma el deseo”.
LAW, “A
Ciência Jurídica e seus Dois Maridos” (1985)
Introducción:
Esta obra intenta compartir destellos del
fuego sagrado de Luis Alberto Warat. Profesor innato, argentino, naturalizado
brasileño, graduado en la Facultad
de Derecho de la
Universidad de Buenos Aires, posdoctorado en la Universidad de
Brasilia, con más de cuarenta años de
docencia e investigación especialmente en Brasil, donde es considerado uno de
sus principales juristas.
Poseedor de un pensamiento inquieto,
creativo, profundo y desestructurante, siempre comprometido con la educación y
los derechos humanos, y en su extensa trayectoria, en la que publicó muchos libros,
ha sido impulsor de varias disciplinas como: epistemología jurídica, derecho y
psicoanálisis, metodología de la enseñanza y la investigación jurídica,
lingüística y teoría de la argumentación, ecología política, prácticas
alternativas de resolución de conflictos, arte y derecho, entre muchas otras.
Y aquí está con nosotros un libro de
fragmentos, al que se entregó con renovada pasión, basado en segmentos de sus
ideas y sentires que ponen en escena pinceladas de su vastísima cosmovisión.
Al presentar esta obra se me entremezclan
la emoción, la gratitud, el tono de sus palabras y pensamientos. Profesor,
maestro, amigo, muchas cosas se conjugan, pero sin lugar a dudas un ser
excepcional, un alma privilegiada por su sencillez, sabiduría y entrega
apasionada hacia el saber y la sensibilidad, que marcó a muchas generaciones.
Tres momentos marcaron mi relación con él,
cuando fue mi profesor en Buenos Aires allá por la década de los ochenta donde
me ayudó a sentir que otro derecho era posible y a traspasar sus murallas; el
reencuentro que tuvimos después de tantos años, momento donde intenté
expresarle todo lo que había significado para mí; y la creativa etapa de la
construcción de la Casa Warat.
La Casa,
ese hogar de la razón sensible, en la que apostó tanta energía, entendida como
un espacio nómade para la expresión y la afectividad, ámbito de ensayo e
intercambio orientado a mejorar la calidad de vida y de la convivencia,
intentando pensar el mundo desde otros lugares que impliquen puntos de fuga de
la razón cienticifista.
En ese marco, entre todos los proyectos
realizados, (cafés filosóficos, cinesofías, talleres, clases abiertas, cabarets),
fue madurando la idea de abordar algunos de sus libros para releerlos,
discutirlos, revitalizarlos y extraer fragmentos significativos.
Para ello, tomamos cuatro de sus títulos:
“La Ciencia Jurídica
y sus Dos Maridos”, “Hacia una ecología del Deseo” (el manifiesto de
surrealismo jurídico), “El Amor tomado por el Amor” y “Por Quien Cantan las
Sirenas”, para recorrer juntos su pensamiento.
Resultó un ejercicio maravilloso e
inolvidable, reunirnos periódicamente a hacer esa tarea, donde se lo veía,
amigarse, asombrarse y pelearse con sus propios textos. Ahí se escuchaban cosas
como: ¡Qué bueno que es eso!; No estoy para nada de acuerdo!; y en muchos
casos, las personas que nos veían, nos preguntaban por el nombre del autor tan
polémico que estábamos analizando…
Me decía que los fragmentos debían tener
fortaleza, ser contundentes, poseer impacto, por eso la mecánica era
identificarlos, discutirlos y los que pasaban por el tamiz, seleccionarlos, convencido siempre que la
relectura y puesta en valor de fragmentos generaba una obra nueva.
Dado que la gran mayoría de sus libros
están en portugués, uno de los propósitos de este trabajo es presentar su
pensamiento en castellano, a manera introductoria, para que luego se pueda
profundizar en sus otras obras, pero además tiene la intención que contribuya a
convertirse en material para la reflexión y construcción de conocimientos a
través de distintas formas de educación y
encuentro.
Resulta difícil clasificar su pensamiento
y poco valdría la pena, pero para darle un orden de presentación, fueron
agrupados los fragmentos en distintos temas que funcionan como ejes
orientadores, los cuales están íntimamente relacionados. Así aparecen del
universo waratiano temas tan profundos e importantes como la alteridad, el
derecho, el deseo, la libertad, el poder, la poesía, el surrealismo, entre
otros, pero eso sí, su voluntad fue que todo comience por el tópico “amor”.
El título del libro fue elegido en
conjunto, lo que primero surgió fueron los dragones, esos que viven en los
territorios desconocidos y que debían tener su merecido homenaje, purpurinas y
esperanzas se acoplaron inmediatamente pero el sentido y el juego interactivo
lo dejamos librado a la imaginación de los lectores.
Como una buena copa de vino, cada
fragmento invita a ser saboreado en su aroma, textura, color, gusto, sin apuros
y con la mayor delicadeza. Espero que los disfruten, tanto como me tocó a mí,
ahora salen a la luz, con energía, con esperanza, para que el pensamiento de
Luis Alberto Warat siga dialogando y se expanda rizomaticamente en nuevas y
nuevas generaciones que multiplicarán su pensamiento, sensibilidad y
complicidades con la vida.
Con
afecto,
Leopoldo J. Fidyka
Temas:
Amor
Conocimiento
Derecho
Carnavalización
Deseo
Ecociudadanía
Identidad
Lenguaje
Libertad
Pedagogía
Poder
Poesía
Transmodernidad
Surrealismo
Alteridad
Futuro
Fuentes:
I - WARAT, L. A. “A Ciência Jurídica e seus Dois Maridos”, Santa Cruz do Sul, Brasil. Faculdades Integradas de Santa Cruz do Sul, 1985.
II - WARAT, L.A. “Manifestos
para uma Ecologia do Desejo”. São Paulo, Brasil,
Editora Académica, 1990.
III - WARAT L. A. “O
Amor Tomado pelo Amor”. São Paulo, Brasil,
Editora Académica, 1990.
IV - WARAT L. A. ¿Por
Quién Cantas las Sirenas”. Jaoçaba, Brasil. UNOESC/CPGD-UFSC, 1996.
Amor
“En un simple mirar de un cuerpo que ama se encuentra, tal vez, la última visión que permite salvar al hombre de las miradas distantes, de los efectos vacíos de un mundo interesado en la disolución del deseo”.
III. 12[1].
“Vivir es permitirnos amar lenta y
urgentemente. Recuperar la pasión de las delicadezas, donde encontraremos el
tiempo de poder sumergirnos en capas afectivas, culturalmente enterradas. Un
tiempo no común comprometido con Eros para pretender descubrir, como
encantados, un cierto extrañamiento admirativo del mundo”.
III. 13.
“Presumiblemente, el niño que no me
permití matar se acordó cuando volví a verla. No sé. También puede ser la voluntad
de gritar a los cuatro vientos que la estaba amando. Tal vez la necesidad de
comunicar al mundo un amor que todavía no existía y crear con eso – a través de
cuerpos informados – el efecto místico de su existencia. El deseo de tener, por
lo menos, la ilusión de una realidad”.
III. 20
“De una cosa estaba seguro: había practica
un acto surrealista, intentando escribir el amor en medio del poder”.
III. 21.
“Vivimos en un tiempo cultural, en que la
falta de amor impide realizar un proyecto emancipatorio de la sociedad”
III. 26.
“Carencias muy profundas nos llevan para
un búsqueda afectiva cargada de ansiedades destructivas. Tentamos el amor
abdicando de la autonomía. Permitimos que los sentidos del otro tomen nuestros
cuerpos. Así terminamos haciendo de lo que amamos una utopía inútil”.
III. 27.
“Frente al mundo donde el poder, la
soledad culpabilizadora y la indiferencia se instalan soberanamente, tenemos
que repensar el amor como una dimensión simbólica emancipadora, un trabajo de
afectividad sin compulsiones mágicas que puedan permitir la preservación de las
condiciones vitales de la especie por la preservación –al margen de magnetismos
perfectos- de los deseos”.
III. 28.
“La misma coreografía inerte. Quedarme a
los pies de sus camas y no transgredir. Me entregué a ellas como tributo.
Siempre exagerando fragilidades para satisfacer sus deseos fálicos, sus deseos
de control. Tal vez éste sea el motivo que me lleva a construir sueños
fantásticos sobre las mujeres que amo. Construir historias que simulo dominar,
desde un lugar que me permite ser un ganador de ficción”.
III.
32.
“Siempre tuve la impresión que no puede
existir el amor sin un juego inesperado de los significados. Sé que existe otro
paraíso en las incertezas.
Las culturas opresivas que nos tocan vivir
tienden a adormecer el amor por la vida, suprimiendo las sorpresas
significativas, encerrando la creatividad entre cuatro paredes lógicas”.
III. 45.
“Me siento profundamente identificado con
Barthes en su desprecio por el saber consumible ingerido simplemente con la
compulsión de quedar lleno de verdades (lo que se acostumbra a llamar cultura).
Barthes siente el placer de un saber que se queda parado a su alrededor
disponible, mantenido en su lugar como un complemento de la escritura.
Se sabe que en el amor suceden cosas
parecidas. A veces buscamos en el otro, el reflejo de nosotros mismos,
identificando al otro, identificándonos a nosotros mismos. El otro es una llave
de nuestra identificación[2]”.
I. 59
“Es mucho más importante tomar conciencia
de la vida a través del amor, que comprenderla a través de la muerte”.
III. 89.
“Para que un sentimiento sea inolvidable, es
preciso que los acasos, se junten, desde el primer instante en la complicidad
de un silencio”.
III. 94.
“Cuando un amor es perdido queda
reprimido, hasta que se lo recuerda sin el deseo. El amor reprimido puede ser
pensado como la forma de estar de un deseo capturado por la muerte, de un deseo
atrapado por la pérdida del objeto”.
IV. 120.
“El amor es siempre una forma de cuidado.
Amamos la vida cuando la cuidamos, encontramos la solidaridad cuando cuidamos
del otro, desenvolvemos nuestra subjetividad cuando cuidamos que nuestro deseo
no quede prisionero de ningún objeto.
Resumiendo: podemos establecer algunas
garantías para la continuidad de la vida aprendiendo a no ser maltratados. La
pedagogía que transmita cuidados en lugar de verdades”.
III. 26.
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