Michel Maffesoli y la razón sensible:
una argumentación postmoderna – I Parte
Por Gerardo Morales
Publicado el: 08/05/06
Nuestra
tarea, como estudiosos y vivientes de la coyuntura, quizá sea o deba ser la de
hacer transparente el despliegue de tal situación, con sus momentos de crisis,
estancamiento, retroceso, desplazamiento y superación. Como praxis o como
reflexión esta actitud se opone radicalmente al optimismo e indiferencia del
optimista e indiferente que ve el mundo, su pequeño mundo, como el mejor y
último.
“Al
forzar la lógica de un pensamiento, es como si se efectuase la desconstrucción.
Así se asalta el instante oscuro de lo posible”
Michel
Maffesoli(1)
“El conocimiento es conocimiento carnal, una cópula de sujeto y objeto, que hace uno solo de los dos” Norman O.Brown(2)
Introducción
Considero importante retomar el llamado de Marcuse, que Maffesoli hace suyo, de dar paso a un método crítico que prefiera “la negatividad activa de la conciencia crítica y lúcida”(3), en lugar de la “negatividad sufrida por la conciencia infeliz y resignada”, que renuncia a dar cuenta de la “ambivalencia constitutiva” de la situación. La situación es la y en la que vivimos hoy, y cuyo despliegue nos afecta directamente(4). La negatividad activa, que está contenida en la situación tanto como en la conciencia, la entiendo como acción desconstructiva, como forzamiento de la lógica de lo dado por lo posible.
Nuestra tarea, como estudiosos y vivientes de la coyuntura, quizá sea o deba ser la de hacer transparente el despliegue de tal situación, con sus momentos de crisis, estancamiento, retroceso, desplazamiento y superación. Como praxis o como reflexión esta actitud se opone radicalmente al optimismo e indiferencia del optimista e indiferente que ve el mundo, su pequeño mundo, como el mejor y último. De lo que se trata y se ha tratado siempre, creo, es de no estar conforme ni con la situación ni con uno mismo.
Nuestra
tarea consiste, entonces, en hacer el mayor esfuerzo por encontrar vías de
reflexión y acción que nos permitan enfrentarnos a esa opacidad de lo cotidiano
donde el poder, la negación negativa(5) y el control viven a sus anchas. En este
sentido tenemos una responsabilidad política y ciudadana: contribuir a instalar
en la sociedad real, que asumimos como precaria, la o las sociedades posibles.
¿Qué sociedad posible, qué sociedades? Probablemente una o varias contenidas ya
en la sociedad real, como posibilidades virtuales, como negación activa de lo
dado y como sueño utópico. De igual manera de construir un tipo de conocimiento
y metodología de conocimiento inclusivo, que retome temas y problemas que el
“terrorismo de la coherencia”(6) desplaza como ilegítimos.
Entiendo
que este Encuentro en nuestra Facultad es un momento oportuno para mostrar lo
que estamos haciendo, compartir los caminos por los que andamos, entregar
nuestras preocupaciones intelectuales, políticas y culturales. En mi caso me
interesa el despliegue de los campos intelectuales y de las tradiciones
intelectuales que lo conforman(7), en particular las que derivan del
pensamiento postmodernista.
En ese sentido me interesa mostrar la argumentación desconstructiva de un pensador importante en la actualidad, como es Michel Maffesoli, que nos propone pensar el mundo desde una lógica argumentativa distinta, a la que por ahora denomino “de la razón sensible” y que implica un tipo de aprehensión poético-científico del mundo.(8) Confieso que esta ponencia(9) se instala en la fragmentariedad, en el acercamiento provisional. Es casi un largo apunte, que quiere compartirse como indagación de algunos temas y problemas a mi juicio interesantes. Empiezo pues mi periplo.
En ese sentido me interesa mostrar la argumentación desconstructiva de un pensador importante en la actualidad, como es Michel Maffesoli, que nos propone pensar el mundo desde una lógica argumentativa distinta, a la que por ahora denomino “de la razón sensible” y que implica un tipo de aprehensión poético-científico del mundo.(8) Confieso que esta ponencia(9) se instala en la fragmentariedad, en el acercamiento provisional. Es casi un largo apunte, que quiere compartirse como indagación de algunos temas y problemas a mi juicio interesantes. Empiezo pues mi periplo.
I.
Adentro / Afuera: formas de entender la argumentación posmoderna
La argumentación postmoderna(10) puede ser entendida y atendida como un adentro o como un afuera del discurso moderno.
La argumentación postmoderna(10) puede ser entendida y atendida como un adentro o como un afuera del discurso moderno.
Si se asume que la argumentación posmoderna es un adentro, un adentro en los límites interiores de la fortaleza modernista, que proviene, además, de la razón crítica ilustrada, es del todo consecuente pensar que la argumentación postmoderna es un momento legítimo de autorreflexibilidad de la propia razón crítica moderna, que revisa y evalúa los fundamentos de su propia existencia y continuidad, que revisita los fundamentos y alcances de su promesa emancipatoria y encuentra motivos suficientes para poner en cuestión los resultados obtenidos.
En este caso, la argumentación postmoderna intenta, desde adentro, implosionar y expandir los límites de una constelación que prometió más de lo que pudo cumplir. De acuerdo con esta tesis estamos frente a una contra-argumentación que busca reconfigurar un metarelato, incorporando temas y problemas no considerados o considerados tangencialmente, al tiempo que desplaza y desconstruye otros. Habría en esta línea de pensamiento la opción de pensar que es un movimiento de reforma mas que de revolución, en tanto del adentro no se pretende saltar intempestivamente hacia el afuera.
Si
se asume que la argumentación postmoderna es un afuera, un otro distinto que se
instituye en las afueras del territorio modernista, un desorden instalado en la
periferia, una tribu bárbara con su propio lenguaje y armamento, a la espera
del sueño de los que guardan el orden, tenemos que aceptar, entonces, que se
trata no de un litigio de sucesión, un cambio de guardia, sino de un no más
allá, de una nueva constelación sustentada en nuevos fundamentos y principios,
radicalmente distintos a los existentes y dominantes. En este sentido no es una
continuidad de la razón crítica ilustrada sino otra razón, o mejor, una o
contra-razón que pone en cuestión cualquier razón existente que pretenda
legislar como razón legítima, total o totalitaria. En este línea de pensamiento
la solución de continuidad es la revolución, la transformación radical del
orden del discurso modernista.
II.
Ni adentro ni afuera: suplemento y entre-medio
Pero hay otros estilos que golpean a la puerta y que ofrecen otra lógica para entender el pensamiento y la vida contemporáneos. Una opción interesante de lectura de la argumentación postmoderna la encuentro en el artículo de Diana Fuss(11) donde se problematiza, a partir del fuera/dentro la oposición hetero/homo. En este caso la argumentación posmoderna podría asumirse como un suplemento, como la exteriorización violenta de una carencia o ausencia de la formación cultural modernista.(12) El “otro posmoderno”, especie también de fantasma, expresaría las carencias, los vacíos, fracturas, del “yo moderno”, de una configuración que de pronto se ve al espejo y se encuentra incompleta, y por su incompletitud, monstruosa. La “exterioridad” en este caso es absolutamente necesaria a la “interioridad”. Es el otro yo acusador y acosador, la sombra que se revela y pide cuentas. Un complemento.
Otra posibilidad de lectura de la argumentación posmoderna la encuentro en un texto fundamental sobre la cultura. El lugar de la cultura de Homi K. Bhabha(13) inicia su despliegue recordándonos que:
El
tropo propio de nuestros tiempos es ubicar la cuestión de la cultura en el
campo del más allá.(…) El “más allá” no es ni un nuevo horizonte ni un dejar
atrás el pasado…Comienzos y finales pueden ser los mitos de sustento de los
años intermedios; pero en el fin de siecle nos encontramos en el momento de
tránsito donde el espacio y el tiempo se cruzan para producir figuras complejas
de diferencia e identidad, pasado y presente, adentro y afuera, inclusión y
exclusión ( p.18).
“Figuras complejas de diferencia e identidad” que no podemos aprehender con las categorías propias de la oposición irreconciliable que encierra el pensamiento binario, que solo atiende a la frontera como “límite” y no a la frontera como lugar “donde algo comienza su presentarse”(14). Tampoco con categorías esencializadas e inmutables que pretenden mantener una pureza original cuando la realidad se ha encargado de contaminar profundamente las relaciones de convivencia y de poder. Un pensamiento que va “más allá” tiene como responsabilidad:
pensar más allá de las narrativas de las subjetividades originarias e iniciales, y concentrarse en esos momentos o procesos que se producen en la articulación de las diferencias culturales. Esos espacios “entre-medio” [in-between] proveen el terreno para elaborar estrategias de identidad [selhood] (singular y comunitaria) que inician nuevos signos de identidad, y sitios innovadores de colaboración y cuestionamiento, en el acto de definir la idea misma de sociedad ( p.18)
“Figuras complejas de diferencia e identidad” que no podemos aprehender con las categorías propias de la oposición irreconciliable que encierra el pensamiento binario, que solo atiende a la frontera como “límite” y no a la frontera como lugar “donde algo comienza su presentarse”(14). Tampoco con categorías esencializadas e inmutables que pretenden mantener una pureza original cuando la realidad se ha encargado de contaminar profundamente las relaciones de convivencia y de poder. Un pensamiento que va “más allá” tiene como responsabilidad:
pensar más allá de las narrativas de las subjetividades originarias e iniciales, y concentrarse en esos momentos o procesos que se producen en la articulación de las diferencias culturales. Esos espacios “entre-medio” [in-between] proveen el terreno para elaborar estrategias de identidad [selhood] (singular y comunitaria) que inician nuevos signos de identidad, y sitios innovadores de colaboración y cuestionamiento, en el acto de definir la idea misma de sociedad ( p.18)
Este “entre-medio” de Homi K. Bhabha es o podría ser un lugar simbólico e intelectual del “adentro/afuera” donde se “negocian” inter y transdisciplinariamente nociones tradicionales como límite, marca, frontera, o la noción misma de “territorio”. O, podría ser, a su vez, un “entre-medio” de “sitios innovadores de colaboración y cuestionamiento”, desde donde se negocian las identidades, las pertenencias, la mismidad, la otredad y la alteridad.
En este sentido la argumentación postmoderna(15) tendría como propósito rearticular la noción y la práctica de la diferencia a partir de una rearticulación del pensamiento relacional crítico, desconstructivo. Y tendría que incidir, necesariamente, en la rearticulación del presente, en su transformación.
La significación más amplia de la condición posmoderna está en la conciencia de que los “límites” epistemológicos de esas ideas etnocéntricas son también los límites enunciativos de un espectro de otras historias y otras voces disonantes, incluso disidentes: mujeres, colonizados, minorías, portadores de sexualidades vigiladas (p. 21)”.
Conciencia del límite epistemológico y enunciativo que reconoce la diferencia y el “intersticio”, entendido este último como:
hendidura o espacio, por lo común pequeño, que media entre dos cuerpos o entre dos partes de un mismo cuerpo(16) pero que no se estanca en el reconocimiento de la “hendidura o espacio pequeño”, que no se conforma con una política del “reconocimiento” de la diferencia sino que da paso o crea las condiciones para la “emergencia” de las diferencias como sujetos diferenciados con derecho a existir plenamente, no ya como “intersticios” sino como constelaciones, en condiciones plenas de existencia y despliegue.
Si se asume que la argumentación postmoderna se instala en el “entre-medio”, en las fracturas, márgenes, pliegues, si presta atención a los “silencios” y si visibiliza esos “silencios”, de ningún modo “naturales”, sino construidos social e históricamente, bien podemos pensar que la argumentación posmoderna es un “dispositivo de negociación” tanto con el “adentro”, como con el “afuera”.(17) Negociación para redefinir, reconfigurar, desplazar, rearticular, los espacios, las culturas, los lugares y las relaciones. Desde esta perspectiva la argumentación posmoderna es ella misma una argumentación híbrida, contaminada, que moviliza distintos tipos de registros, que incorpora el nomadismo propio del desplazamiento violento de las personas, grupos y hasta lugares del tiempo presente.
Esto, por supuesto, podría tener sus consecuencias políticas: una argumentación tal podría situar, con fines de negociación y entendimiento, en aparente igualdad de condiciones lo que permanece profundamente desigual: el margen como si fuera igual al centro, los cuerpos diferentes como si fueran cuerpos iguales, el explotado como si fuera igual al explotador, el gobernado como si fuera igual al gobernante, lo colonial, como si fuera igual a lo metropolitano, lo postcolonial como si fuera lo postdescolonizado, etc. Y si se extrema la situación podría llegarse a algo más o menos parecido a las fiestas de locos en la Edad Media, en las cuales durante una jornada se invertían los papeles jerárquicos, pero sólo por una jornada.(18)
En cualquiera de los puntos en que nos ubiquemos, nos vamos a encontrar siempre con una realidad: la argumentación postmoderna, o el discurso postmoderno, sea que lo consideremos un “adentro” del discurso moderno, un “afuera” o un “entre-medio”, es un espacio de enunciación histórico-cultural multiforme, complejo, contradictorio; un lugar donde se escuchan múltiples voces, un oráculo babélico donde no hay una pitonisa oficial.
A diferencia del pensamiento de una sola vía, o pensamiento único, la argumentación postmoderna es fiel a su prédica, no sólo proclama la heterogeneidad sino que acepta lo prohibido, lo ilegítimo: los márgenes, los pliegues, las costuras, las fracturas. Y en cualquiera de sus vertientes o riachuelos expresa un profundo malestar en relación con una razón absoluta, la razón moderna, que se ve a sí misma perfecta, como un Uno que no acepta ningún tipo de “politeísmo”.
Contra esta tiranía del Uno, asociada generalmente al Occidente, capitalista, androcéntrico, masculino, etnocéntrico, monoteísta y neoliberal, se alzan las tribus del pensamiento postmoderno, en un mundo definido ambiguamente como “postrevolucionario”, “postmarxista”, “postestructuralista”. La noción de “crisis de la razón”, podría, de igual manera, expresar a cabalidad el momento postmoderno. O, si se desea de otra manera, podemos hablar de la “razón en crisis”, entendiendo por razón la razón moderna, la razón instrumental erigida en eje transversal y articulador de la sociedad “productivista”.
III. El contrapunteo de Fredric Jameson
Siendo consecuentes con el llamado pluralismo postmoderno es importante introducir la figura de Jameson, uno de los principales estudiosos del fenómeno postmodernista, para confrontar la vaguedad de un término que pareciera flotar libremente en el cielo. Jameson, a diferencia de otros investigadores, parte del supuesto de que vivimos en sociedades de capitalismo tardío o capitalismo multinacional, y que el postmodernismo es la “norma hegemónica” o “lógica cultural dominante” de ese capitalismo tardío(19). Pero no se trata solo, según Jameson, de una noción descriptiva de un estilo determinado sino que es un concepto “periodizador” cuya función es correlacionar la aparición de nuevos rasgos formales en la cultura con la de un nuevo tipo de vida social y un nuevo orden económico, que a menudo se denomina eufemísticamente modernización, sociedad postindustrial o de consumo, o capitalismo multinacional. Este nuevo momento del capitalismo puede remontarse al auge de posguerra(20)
Como lógica cultural dominante y como momento del capitalismo multinacional o tardío podría pensarse que continua y extrema la dinámica del capital. Que el “giro cultural”, a pesar de su propia legalidad y autonomía, se corresponde con una lógica mayor, en este caso, la lógica del capital. La descripción densa que realiza Jameson del momento postmoderno nos conduce a visualizar que el mismo es profundamente contradictorio, donde asistimos efectivamente a la fractura de los referentes modernistas: la fragmentación del tiempo, la destrucción de los límites, la transformación de la realidad en imágenes, la desconstrucción del arte, la recodificación del espacio, la ciudad, el pasado, etc. Momento y espacio plurales, explosivos. Pero arraigado, localizado en la formación capitalista.
En este sentido su despliegue es al tiempo que continuidad, ruptura. Lejos de condenarlo, a pesar de su criticidad, Jameson lo acoge como una “presentación” de la vida contemporánea, del capitalismo multinacional o tardío. Es tanto un “adentro”, como un “afuera”, del capitalismo tardío.
Este breve marco de referencia nos permite señalar que la argumentación postmoderna, diversa en su presentarse, sigue siendo importante para las Ciencias Sociales, y que debe, junto con la construcción del pensamiento crítico latinoamericano, ocupar un lugar en nuestra agenda de discusión.
De aquí que considere importante, a diferencia de quienes ubican la argumentación posmoderna como algo propio de finales del siglo XX, y por tanto pasada de moda, prestarle la atención debida, en cuanto a la larga somos en estos momentos, mucho más postmodernos, para bien o para mal, de lo que imaginamos.
Me propongo exponer en las páginas siguientes algunos temas y problemas relacionados con la argumentación postmoderna a partir de mi lectura de varios textos del sociólogo francés Michel Maffesoli, quien me parece uno de los “interpretes” más sugerentes del espíritu posmoderno y de las nuevas Ciencias Sociales.
(Continuará…)
Fuente: http://antroposmoderno.com/
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