21 de mayo de 2010

Alteridad 2

Alteridad, componente fundante de una educación ciudadana

Por: Abraham Magendzo K._


II Parte


Levinas, que es hijo de su tiempo y contexto presencia y vivencia con dramatismo, en su historia personal , la hecatombe de la moralidad autónoma , precisamente en el mundo europeo , “ilustrado” y “ emancipado.. Levinas rompe con el idealismo de la modernidad.

Construye una ética de la atención, de la responsabilidad, de la vigilancia, del cuidado del otro, una moral heteronómica. Por consiguiente mientras que a Kant le preocupa el desarrollo de una moral autónoma, a Levinas le interesa el sujeto moral responsable, de los sufrimientos del Otro, vigilante del Otro.

En la perspectiva de lo sostenido hasta ahora deseo señalar qué estoy entendiendo como educación para la formación ciudadana

La educación para la formación ciudadana esta llamada a crear condiciones para aprender a mirar a escuchar, a sentir a “vigilar” al Otro. Esta emplazada a contribuir en la construcción de un lenguaje, una cultura, una conciencia que pregunta sin reparos, sin condiciones, sin búsqueda de reciprocidad: ¿Dónde estas tú?. Que no responde con un ¡acaso yo soy guardián de mi hermano¡ cuando se le interroga ¿dónde está tu hermano?;.

Que no contesta acerca del Otro con evasivas, con excusas, con dilaciones. Es enseñar a mirar de frente, aunque esa mirada cause sufrimiento, angustia, impotencia. Enseña a que no se puede dar la espalda y decir “no es asunto mío” aunque no sea asunto mío; o decir “por que yo... que se preocupen otros, los más cercanos” aunque sea yo el mas lejano de los lejanos.

La educación ciudadana esta llamada a instalar expresiones y comportamiento que dicen: “¡sí, esto es de mi incumbencia!” y a erradicar del lenguaje y en las acciones, manifestaciones como: “¡yo, me mantengo al margen!”

La educación ciudadana, es, por definición, una educación para la responsabilidad, es una educación para forjar “vigilantes” alertas del Otro, personas precavidas, atentas del Otro.
Pero no por un afán altruista, aunque no estamos descartando el altruismo, no por una pretensión de una humanidad en abstracto, sino una humanidad en concreto, identificada en un sujeto histórico, un sujeto de carne y hueso.

Obviamente, que la educación ciudadana descarta toda posibilidad de formar vigilantes para el control con fines de poder. Muy por el contrario, porque la educación ciudadana humanos tiene como propósito central formar sujetos de derechos, es decir sujetos empoderados que usan el poder de la argumentación, de la razón, de la confianza para hacer vigente sus derechos y el derecho de los demás, toda pretensión de hacer uso del poder con fines de control, de inspección, de censura, de imposición sería antitética y contraria a la esencia misma de la formación ciudadana. No somos celadores pero si escoltas, no somos policías pero si vigilantes Somos vigilantes del Otro, porque el Otro nos interpela, nos llama nos hace sujetos.

Es verdad, que la educación ciudadana se hace vigilante de todo Otro indistintamente de su origen o procedencia, de su ubicación social o cultural, de su género u étnia, de su edad, de su orientación sexual, de su adscripción religiosa o espiritual. Sin embargo, es más alerta con aquellos grupos que históricamente han visto sus derechos atropellados y violados, su dignidad humillada, su “Rostro” degradado.

De esta forma, la educación ciudadana encuentra su ethos ético- político en la procura de mayor justicia social, de igualdad de oportunidades, de mayor equidad, de eliminación de las discriminaciones. La responsabilidad es una responsabilidad ética con aquellos que históricamente han sido marginados, excluidos, relegados, estigmatizados, perseguidos.

El camino por recorrer en la educación para la formación ciudadana desde esta perspectiva es largo.. La pregunta que dejo por ahora sin responder, pero que es posible intuir desde la alteridad, es cómo se convierte este discurso en una práctica educativa consistente, en especial ahora que existe una marcada tendencia hacia el individualismo y la competitividad. Es una tarea difícil pero no imposible. Hoy, más que antes, hay espacios curriculares que lo exigen y lo permiten. Debemos apropiarnos de éstos con sentido de futuro.

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