3 de julio de 2009

Manifiesto del surrealismo jurídico: décima entrega















Pensando la ideología a partir del surrealismo, ella puede ser focalizada como la imaginación (un enmarañado de ficciones) que determina un control exterior de las relaciones entre los hombres.

Apartándome del punto de vista que mostraba la ideología como falsificación de conciencia u ocultamiento del mundo, la presento como un sistema de ficciones que procuran conducir las relaciones entre los hombres, construyendo una realidad univoca.
Estoy hablando de la construcción de una realidad donde se pierde la autonomía de los deseos por la percepción univoca del mundo.

Frente a las ficciones ideológicas, puede, entonces, surgir otro tipo de realidad imaginaria, un realismo mágico que permita entender la realidad ficcional en que nos insertamos por un cierto ejercicio institucional del poder.

El sueño didáctico, como realismo mágico, nos permitirá, también, establecer una comprensión, por lo fantástico, de los modos en que el saber es usado para permitir el entendimiento y aprendizaje de las ficciones ideológicas.
Nuestro universo comprensivo se amplia notoriamente cuando nos permitimos soñar dándole acceso a nuestras utopías interiores. Quien se entrega con entusiasmo a la imaginación poética esta permitiendo participar con pasión en los acontecimientos. Además, se estaría produciendo una lectura emocional del mundo, que nos daría amplias condiciones para vivir experiencias transformadoras.

El sueño didáctico propicia una lectura semiológica de lo cotidiano. Procura la producción de textos “existenciales” para el momento que se esta viviendo. Textos que permiten descubrir las redes sutiles que el totalitarismo teje en el uso diario del lenguaje.
Estoy moviéndome en un terreno muy complejo. Lo fantástico puede llevarnos, si no nos damos cuenta de sus límites, a una peligrosa alteración del mundo. Lo fantástico puede dejarnos embriagados y sin ninguna capacidad de proyectarnos en el marco del mundo cotidiano. Estaríamos, así, inmersos en un mundo imaginario que nos haría perdernos en los vapores de su propio encantamiento. El limite de lo fantástico esta en su capacidad de permitirnos captar emocionalmente una situación histórica. El discurso fantástico nunca puede manifestarse como significación historia, que niega el mundo, substituyéndolo.
Cuando producimos un discurso fantástico tenemos que tener plena conciencia de su condición imaginaria. No se puede confundir la osadía de un proyecto con la negación del mundo: vivir el sueño como si ya estuviese realizado.
Cuando hablo de lo fantástico, estoy, sobre todo, pensando en la posibilidad de despertar una osadía interior.

Examinando la historia, se puede comprobar que solo los osados, los que soñaron con lo imposible, pudieron contribuir para que se hagan realidad las grandes transformaciones sociales... Muchos fracasaron, otros cambiaron el curso de la historia. Colon viniendo para América, San Martín atravesando los Andes con un conjunto de soldados inexpertos, las madres de Plaza de Mayo, son ejemplos de algunos sueños fantásticos. El Che Guevara en Bolivia; la resistencia heroica Sepe Tiaraju; Atahualpa, el ultimo Inca, el rey de la Patagonia, fueron proyectos fantásticos que se frustraron. El resultado no importa. Las osadías fracasadas transformaran a las personas que en ellas participaran, les permitirán formar alianzas y vínculos fuertes de amor. Esto es precisamente lo que se espera con la pedagogía surrealista, como poesía del sueño.


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1 comentario:

Aguinaldo Medici Severino dijo...

hola prof. warat
aquí es aguinaldo severino.
he estado ayer en el evento de lanzamiento de la casa warat en santa maria.
deseo que tenga un buen viaje de vuelta a buenos aires y que de una forma u otra podamos mantener contacto.
mi blog sobre los libros es el
http://guinamedici.blostpost.con
un abrazo
hasta pronto
aguinaldo