14 de julio de 2009

Niños salvajes

Un niño salvaje o niño feral es una persona que ha vivido apartada de la sociedad durante un largo período de su infancia. Esta categoría incluye desde personas que no han tenido el más mínimo contacto humano durante años hasta niños que han sido confinados en sitios donde solamente se les alimentaba. Se han conocido pocos casos pero han sido muy estudiados por su interés sociológico, médico y lingüístico.

El término feral proviene del latín ferālis ('feroz, letal'), y éste de fera: 'fiera, animal salvaje'. La Real Academia Española lo define como un adjetivo en desuso, que significaba 'cruel, sangriento'.

Abandonados en la naturaleza

Filósofos como Rousseau y Kant suponían ya la existencia de personas así. La razón del interés de la Ilustración por este fenómeno es la consideración de la naturaleza humana como buena por naturaleza, lo que haría aparecer a estos niños como una prueba de ello, de modo similar a la consideración del hombre primitivo o el estado de los pueblos no civilizados como ejemplos de buen salvaje.

Carlos Linneo en su obra Systema naturae describiría sus tres características principales: hirsutismo, imposibilidad de hablar y dificultad para caminar erguidos de forma permanente. Estos niños muestran poca sensibilidad al frío y al calor, visión nocturna y sentido del olfato muy desarrollados; imitan sonidos de animales y prefieren la compañía de éstos a la de los humanos; olfatean la comida que van a ingerir, duermen del anochecer al alba, de acuerdo con las estaciones; y parecen ser sexualmente indiferentes. De todas formas, estas características dependen del momento en que los abandonen y los encuentren y del grado de interacción con animales y con personas durante su período al margen de la sociedad.

Criados por animales

Hay registro de niños criados presuntamente por animales, sobre todo por lobos, aunque también por osos, monos o gacelas. A lo largo de la literatura nos encontramos con muchas referencias a este fenómeno, desde el caso de la loba que amamantó a Rómulo y a Remo, fundadores de Roma según la mitología, hasta la historia de Tarzán de Edgar Rice

Burroughs o de Mowgli en El libro de la selva de Rudyard Kipling. Uno de los casos reales más interesantes fue el de las niñas lobo Amala y Kamala,

que fueron criadas por una manada de lobos cerca Midnapur, India. Parece ser que no eran hermanas y que fueron acogidas por la manada en dos momentos distintos, dormían juntas acurrucadas, aullaban, necesitaban estar con perros para comer bien (carne cruda sobre todo), se quitaban a mordiscos las ropas que les ponían, tenían hábitos nocturnos, una vista en la oscuridad y un olfato extraordinarios y serias dificultades para aprender a hablar y caminar erguidas.

Aislados

Ocasionalmente se han encontrado niños que han podido sobrevivir solos en la natura

leza. Cabe destacar el hallazgo en 1799 de Víctor de Aveyron, Francia. El médico-pedagogo Jean Marc Gaspard Itard quiso vincularlo a la vida social despertando la sensibilidad de sus sen

tidos y ampliando su horizonte de necesidades y relaciones. Todo lo que dieron de sí sus investigaciones fue bienvenido por la comunidad científica y filosófica, ya que podía responder a muchas preguntas acerca de cómo somos realmente: si es cierto que tenemos ideas innatas y s

i en verdad el hombre es social por naturaleza; pero en cambio los resultados prácticos fueron prácticamente nulos por lo que al propio Víctor se refiere, pues Itard continuó su labor pedagógica con personas afectadas por deficiencias

físicas y mentales, con carácter pionero. El cineasta François Truffaut realizó una película sobre el tema: El niño salvaje, 1969.

Confinados

Desafortunadamente en estos casos otros seres humanos son los responsables directos del aislamiento. Una deficiencia intelectual severa de los padres o su inhabilidad física pueden hacer que no se ocupen de sus hijos, aunque a veces los padres o tutores de estos niños no parecen tener ningún tipo de retraso. Un bastante conocido es el de Kaspar Hauser de Núremberg, Alemania; un niño encontrado en 1828 que había vivido encadenado en un zulo. A los 16 años mostraba una conducta totalmente pueril y problemas de entendimiento, contestaba a todas las preguntas que se le hacían con un woiß nit (nu sé). Hay una película basada en la historia de este chico: El enigma de Kaspar Hauser de Werner Herzog, 1974.

Otro caso muy bien documentado es el de Genie, una niña de Los Ángeles que fue hallada en 1970, después de sufrir una infancia de encierro y abuso. Si bien las investigaciones al respecto no resultaron concluyentes, debido a que el proyecto de investigación terminó antes de tiempo, se pudo constatar que los niños aislados suelen tener un desarrollo cerebral diferente al del resto de las personas. Asimismo, se pudo comprobar que el dominio del lenguaje en estos niños no va acompañado del desarrollo gramatical, si bien la expresión de las ideas parece ser algo innato en el ser humano. De este caso se realizó también una película, llamada The Mockingbird Don't Sing.

Hay una película dedicada a explorar la vida este tipo de personas, aunque no está basada en la vida de ninguna en concreto: Nell 1994, protagonizada por Jodie Foster y Liam Neeson y dirigida por Michael Apted.

Reinserción

Cuanto más temprano es el aislamiento y más tardío su hallazgo, más difícil es integrar a estas personas en la sociedad. Por este, a veces, nulo contacto con otros seres humanos y por el trato vejatorio que sufren en ocasiones, su educación es extremadamente compleja y a menudo frustrante para los profesionales que se ocupan de su reinserción y para los tutores que las acogen. Suelen pasar de un hogar adoptivo a otro y es frecuente que mueran jóvenes.


Casos observados

Pocos de ellos han sido confirmados o bien estudiados.

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