26 de mayo de 2009

La aventura de los sueños

Todos los manuales de interpretación de sueños son una alucinante estafa. Todos. Pero los colecciono igual para entender su demanda popular –la desbordada imaginación popular-: los he encontrado hasta en la plaza más perdida del pueblo más pobre del Perú. Por ejemplo, en la feria de la nación chopcca en Huancavelica había un folletín fotocopiado a manera de típico diccionario onírico, muy vendido. En este, soñar con nubes significaba andar mal de las articulaciones, que el dinero chorrea y hay predisposición a tener hijos. Soñar con perros bravos aludía al peligro de perder la moral; sus ladridos significaban amigos que en realidad son enemigos y que te muerda: buena suerte en el juego. Uno podría denostar de estos manuales y citar libros científicos. Pero recuerdo sobre todo mi experiencia en un taller de sueños con la psicoterapeuta Ana Cecilia Sáenz. Un viaje a las entrañas embarazadas del subconsciente.

Es bueno empezar por ser un real aventurero de los sueños desde el punto de vista psicológico y el enfoque que Anacé seguía era el de la escuela Gestalt. Esto te da las bases para luego volar e ir más allá del saber establecido (porque este blog es para soñadores extremos, que no han descubierto aún sus límites).
Empecemos: si a mí me mordió un perro a los 3 años, a otro niño le salvó la vida o ya de adulto un cachorro es tu único amigo después de que te botaron del trabajo, ¿alguien cree que exista un significado único que pueda encontrarse en un iluminado diccionario del inconsciente? Lo que aprendí con Anacé fue que la clave es hacer uno mismo su propio diccionario. En tres años llevo 14 cuadernos de 100 páginas con todos mis sueños (papel y lapicero al borde de mi almohada y mucho entrenamiento y disciplina para recordarlos) y he podido descifrar las recurrencias de mis particulares significados, códigos y acepciones contradictorias. Es fascinante e interminable porque puede suceder que, por viajes en tu vida, se transforme un significado o pase a ser el opuesto (como sucede con la palabra “latente” que significa oculto, pero todos la usan como palpitante, presente). Mi sueño repetido desde los 5 años de un dragón que se mira a los ojos con un unicornio –seres amados que dan nombre a este blog- ha variado en semántica: cada vez que aparecen liberan nuevos mensajes que he ido decodificando con 'paz-ciencia' de entomólogo. No saben lo que uno aprende de sí mismo cuando revisa lo que soñó un día miércoles de agosto de hace tres años: es como leer a un gran artista, que es puro (porque es bello y libre) y comprometido (porque es sabio y rebelde) a la vez. ¿Se animan a hacerlo y compartirlo más adelante? Que nos guíe esta hada de abajo: Penélope, la tejedora de sueños:


Pero también existen símbolos universales y son un camino superior. Carl Jung los definió genialmente como arquetipos. Este primer ‘post’ es solo para empujarlos al viaje. Continúo, según el método que empleó Anacé: Uno es todos los elementos de sus sueños: soñar con quienes te envidian o hacen daño es terapéutico si has descifrado al menos la tercera parte de tu lado oscuro. Entiendes mejor ese dicho oriental de que tu enemigo es tu mejor maestro o eres tú mismo. Y te da un aliento surrealista de otro vuelo: también eres el animal, el objeto, el fantasma, el polvo galáctico, la nada que proyecta tu inconsciente e intuyes qué tan singular y original eres y también qué tanto lo es ‘el otro’ (los sociólogos resolverían los conflictos si analizaran la “otredad” desde los sueños).
Recuerdo que para Anacé las pesadillas eran una bendición: “Surgen cuando la parte más inteligente de nosotros tiene importante información que transmitir y lo hace disfrazando el material de elementos terroríficos, angustiantes y perturbadores para llamar nuestra atención. Son estos sueños los que ofrecen más posibilidades de crecimiento”.
Además como decía Borges allí uno es actor y público a la vez. De muchísimos otros enfoques (más allá del psicológico) conversaremos: de sueños premonitorios, del sueño consciente, del sueño astral, del sueño meditativo, de los sueños en el arte y sobre todo, del sueño mítico... Al menos a mí me ha servido para sondear en los dos irrestrictos miedos de la vida: la muerte y la locura. Espero que los ‘post’ que continúen sean para nosotros las vallas incitadoras que nos hagan poner en carrera el consejo más sabio del universo, que aunque se identifica con los griegos y el templo de Delfos y Sócrates y Platón, está presente en todas las tradiciones: “Conócete a ti mismo”. Que comience nuestra expedición por la tierra sin patrias, estados ni banderas de Morfeo. Que los sueños no se hagan realidad, sino que las realidades se hagan sueño. ¿Les parece? Para que recuerden los suyos los dejo con la canción más enamoradamente onírica que he escuchado: Media Verónica

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