5 de noviembre de 2008

Digale sim a uma vida melhor



Alteridad



Por Luis Alberto Warat



Existe, no inicio de este seculo XXI, a aparicion persistente da necesidad de considerar a alteridad como un nuevo objeto de pensamiento. No quiero hablar de ella como si fuera un nuevo objeto para una actividad cientifica a constituir. Aqui no se trataria de perfilar un nuevo objeto de conocimiento cientifico, sino la inauguración de una nueva cartografia de pensamiento, de alta complejidad, que se va expandiendo y mostrandose a nuestra vista con una complejidad que crece a medida de que tratamos de desvendarla a los pocos. Llego la hora que empecemos a penar con mas dedicacion sobre la alteridad, es decir, sobre los modos de convivencia, y de las multiples formas en que esa convivencia influye en las intensidades y calidades de nuestra forma de vida. Mejorar, en terminos individuales la calidad de vida, tambien significa preocuparnos sentir y pensar sobre la alteridad.

Pensar la alteridad es pensar los modos de vivir y convivir. La primera gran preocupacion que nos presenta la alteridad es la convivencia. De ahi comienza la preocupacion sobre las ondas negativa que rodean nuestra convivencia, lease, nuestra pulsion autodestructiva, a violencia inevitable que se desprende de nuestra animalidad. Instalados en la convivencia empiezan los problemas de adaptacion a ella. Conviviendo, discriminamos, ejercemos violencias impensadas, incriminamos, manifestamos, muchas veces de modo silente, incidentes discriminatorios y racistas.
La alteridad provoca una suerte de asedio moral como consecuencia de algunos impulsos que entran en contradiccion con la alteridad. La tendencia en la alteridad es la de alterarnos con ella, frente a ella, cundo estamos inmersos en una orodad que nos constituye, pero que al mismo tiempo genera disgustos que se nos escapan de nuestras manos. Cuando estamos incluidos, o incluyendonos en estados de otredad, tenemos que advertir, que no necesariamente, esa otredad, no ignore las posibilidades de un encuentro con el otro. Convivir no es necesariamente un encuentro con el otro.

Entramos asi en el tema que, para mi, es un centro de gravedad epistemico, para comprender las dificultades de la convivencia. O primer tema a tratar en una convivenciologia (como me gusta llamar, por ahora, as cartografias sobre la convivencia o la alteridad) es el del encuentro con el otro. La gran pregunta para resolver en las cartografias de la alteridad es el de: como nos encontramos con el otro; en que consiste mi encuentro con el otro?

Cuando se habla del encuentro con el otro, ya se esta comenzando a salir del Derecho como monopolio estatal de la coerción. Podemos hablar de la regulacion coercitiva de la convivencia, pero no podemos hablar de la regulacion coercitiva de los encuentros. El encuentro se regula o se calibra por el amor y no por la coercion. El amor es el que marca el encuentro con el otro. De mi conversacion, del otro dia en la Galeria Pacifico con Cynthia Borgnia, repare que es preciso, como ella dice, trabajar el encuentro desde una idea no estetica de la belleza. Para trabajar el encuentro preciso redefinir la cartografia de la belleza, sacarla de su enyesamiento estetico. Buscar una estetica, no como objeto acabado, disponible como una pieza de museo, sino la belleza que se produce en la vida, la belleza de la vida por ser ella mismo esa energia que nos carga e recarga. Desde la perspectica del encuentro la sonrisa enigmatica de la Gioconda no es bella, es cinica.

 noviembre 2008 - LAW

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