El surrealismo y su propuesta de teatro de la crueldad
Segunda parte El cabaret de la crueldad. El cabaret de la peste
Cuando Artaud propone un teatro de la crueldad alude a un teatro complejo y cruel ante todo para uno mismo. En el orden de la representación tal crueldad no es lo que se manifiesta mutilándonos mutuamente los cuerpos, generando exclusiones, o ejerciendo sadismo sobre los otros, sino la crueldad aún mas terrible que las cosas pueden ejercer necesariamente en nosotros ;una toma de conciencia y dominio de ciertas fuerzas dominantes ,ideas que todo lo controlan; y ( como las ideas, si son eficaces, llevan en sí energía ) de recuperar para nosotros tales energías que a fin y al cabo, generan el orden y jerarquizan el valor de la vida; o solo nos resta abandonarnos inmediatamente y sin protesta alguna ,reconociendo que solo servimos para el desorden ,el hambre, la sangre, la guerra y las epidemias.
Un teatro donde violentas imágenes físicas quebranten la sensibilidad de los espectadores, llevados por el teatro como un torbellino de fuerzas superiores. Un teatro que deje la psicología que encierran las palabras del lenguaje con que se realiza el teatro occidental, y relate lo extraordinario, mostrando conflictos naturales, y que se presente como un excepcional poder de derivación .Un teatro que empuje al trance, como lo hacen algunas danzas y que apunten al organismo con instrumentos precisos y con parecidos medios que las curas de música de ciertas tribus
La propuesta del teatro de la crueldad es un esfuerzo de recuperación de un sentido de teatro que se perdió a partir del teatro de intrigas, psicológico, que se instauro a partir de Racine. Ese teatro occidental moderno nos fuerza a olvidar la noción de un teatro que sacuda nuestros prejuicios, que insufle el magnetismo vital de sus imágenes y actué en nosotros como una terapéutica espiritual de perdurable efecto. Copiando a Artaud se me ocurre postular una pedagogía de la crueldad que sustituya a este concepción educacional que nos continua atormentando obligándonos a aceptar las falsas virtudes de una erudición desvitalizada.
Tenemos que tratar de hacer pensar al publico(o a los alumnos) por medio de sus sentidos y no solo del entendimiento como hace el teatro psicológico desde Racine. El teatro de la crueldad reinvindica el valor mágico de los sueños, busca un teatro, que permita liberar en sus escenas la libertad mágica del sueño que solo reconocerá saturada de crueldad y terror ,de tal forma que sondee nuestra vitalidad y nos confronte con las potencialidades dormidas. Para despertar la sensibilidad de los espectadores se propone un teatro circular y móvil, que en lugar de convertir la escena en un mundo cerrado en si, difunda su resplandor visual y sonoro sobre la totalidad de los espectadores. El espíritu del Cabaret Macunaima responde a esa crueldad, si le falta o no se puede irradiar queda una puesta en escena del cabaret sin magia .Eso nos sucedió con algunas de nuestras presentaciones .Digamos que al igual que en el teatro de Artaud ,en nuestro Cabaret surrealista tratamos de resucitar una idea de teatro absoluto en el cual el teatro recupere, del cine, de la revista del circo, del teatro del arte y de la vida misma aquello que siempre le perteneció. Una percepción de lo que se presenta recargado permanentemente de energía, trayendo a tona a oscura emoción poética que se nos impone desde nuestra obligada coexistencia con lo inaccesible de la naturaleza. Lo inaccesible fluye exhalando emanaciones que nos tornan vitales. Son esas emanaciones que estamos llamándolas aquí de poesía .De acuerdo a esos principios proyectaremos un espectáculo donde los medios de acción directa se empleen en su totalidad. Un teatro que no tenga miedo de extraviarse en la exploracion de la sensibilidad.
Para Artaud, en esta propuesta de teatro de la crueldad existen riesgos pero en las actuales circunstancias es necesario apostar en el riesgo, ya que es imposible revitalizar el mundo en que vivimos, y además inútil aferrarse a él; por lo que propone algo que nos arranque de tal marasmo y no aferrarnos a continuar con una queja interminable sobre el mundo que nos toca vivir, nuestro tedio existencial, la inercia vital, la estupidez generalizada y esa permanente sensación de que estamos rodeados y conviviendo con muertos insepultos (como habla mi amigo Roberto Kalnisky en un cuento reciente de su autoría).Sepultemos a los muertos y honremos la vida.
Luis Alberto Warat - LAW
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