30 de noviembre de 2011

carnavalización literaria



Acerca del carácter integrativo del lenguaje








Resulta necesario recordar al semiólogo ruso Mijail Bajtín, el padre de la teoría de la carnavalización literaria.

Bajtín destacó el carácter no subjetivo, interactivo, integrativo de la producción lingüística, proponiendo trabajarlo como situaciones discursivas. Razones que lo llevaron a poner su énfasis analítico en el contexto y la integración (prefiero hablar del carácter integrativo del lenguaje).

El semiólogo ruso estudió el lenguaje como proceso carnavalizado, categoría que le permitió negar la diferencia entre sujeto y objeto entre distancia teórica y el protagonismo. (Como en el carnaval en que desaparece la diferencia entre actores y espectadores, es imposible, permanecer fuera del mismo como observador y no ser afectado por la fiesta)

Lo interesante del pensamiento de Bajtín comienza con su propuesta de distinguir la concepción dialógica (diálogo vivo) del lenguaje de la concepción monológica, la cual separa a las expresiones del contexto dialógico en las que ocurren. De acuerdo con el punto de vista dialógico toda expresión es el momento de un diálogo, un fragmento en el proceso de la comunicación intertextual o verbal. Un texto siempre responde o remite a otro texto anterior. La unidad es una intertextualidad continua.

Bajtín confiere al lenguaje una dimensión social, cada palabra contiene productos connotativos que determinan diferencias confrontadas en términos de negociación de significados entre desiguales. Una multiplicidad connotativa de significados que no presentan ambigüedades o vaguedades, más una inestabilidad del sentido que no proviene de la imprecisión inherente al lenguaje, sino del destino de todo lenguaje como campo de fuerzas antagónico, de un choque de diferencias que necesita ser negociado.

La carnavalización significa todo un desafío a los supuestos centrales de la epistemología social de la modernidad. Caen por tierra, la estricta separación entre el dato y la teoría, el esfuerzo por construir un lenguaje formal purificado de todas las referencias del deseo, la idea de la construcción de un lenguaje ideal o la visión olímpica del saber. El gran giro de la carnavalización pasa por el esfuerzo de conectar la actuación con los su sentidos renunciando a la fantasía de entender la acción por sus determinantes. (…)





Luis Alberto Warat

Extraído de “Semiótica, Ecológica y Derecho”. Serie libros breves, ALMED, Brasil (1997).


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