26 de agosto de 2010

cartografía


Guattari: otro cronopio cansado de navegar

Luis Alberto Warat



1. UNA CARTOGRAFIA SENTIMENTAL

Estaba lloviendo mucho en la tarde del sábado cuando me enteré que había dejado de navegar por cuenta propia uno de los extranjeros que, devorados, me habitan. La voz de una amiga en el teléfono me dice que Guattari murió. Cuelgo e instantáneamente me acuerdo de Barthes, Cortazar y Foucault, tres muertes que creo que me afectaron con la misma intensidad. Cuatro jinetes iconoclastas que me permitieron satisfacer mi sed de Antropófago

Pienso que la idea del "antropófago-en-mi" la tomé del propio Guattari (o de su presencia en los textos de sus constantes compañeros que me mostró la importancia de deglutir el pensamiento de algunos "otros" para alimentar los propios mundos en gestación). Robots que funcionan como un potente factor de a(fe)ctivación y de creatividad. Robots que funcionan como encuentros sin capturas. Un canibalismo de ideas que Guattari, junto con Deleuze y Suely Rolnik (en el Brasil), recuperaron positivamente para el devenir revolucionario de las subjetividades y las creaciones políticas, para un nuevo eje progresista de las acciones colectivas .

Claro que no se trata de la actitud de antropófago de los que están culturalmente dominados y devoran ideas extranjeras para prolongar el sabor mesiánico del sometimiento. Hay otra idea de extranjería connotada por el pensamiento de Guattari-Deleuze-Rolnik: el extranjero como las marcas del pensamiento de los otros en un trabajo cartográfico, que precisa devorar el sentido que previamente se encuentra en el discurso del "otro" para desencadenar los movimientos de transformación en la propia cartografía. Una actitud que imita a las abejas que roban el pólen de las flores para hacer su propia miel. El "otro" usado para hacer la miel de nuestro propio deseo.

En este sentido Guattari es un extranjero en mi.Un extranjero que tendré, frente a su muerte, que auto-recrear o recibir metabolizado por otros. De Guattari principalmente devoré su estrategia de la cartografía. La mayoría de mis trabajos son cartográficos, tienen marcas de Guattari.

La cartografía, que no es un mapa - representación de un todo estático - es un dibujo que acompaña y se hace en el mismo movimiento de transformación de un determinado, diría, paisaje (acontecimientos sociales, sentimientos, deseos, etc). El cartógrafo trata de desmantelar ciertas condiciones de existencia, determinar su pérdida de sentido, buscando la creación de otros modos de expresión de deseos. La cartografía como dibujo de lo nuevo del deseo, que irrumpe y decreta obsoleto el imaginario vigente.

Lo que se espera del cartógrafo, dice Rolnik, es que pueda estar inmerso en las intensidades de su tiempo, atento a los lenguajes que encuentra, devoré los que le parecen elementos expresivos para la composición de su paisaje .

En este sentido Guattari fué un cartógrafo ejemplar. Estuvo siempre dispuesto a quemar sus naves para poder crear otras que lo llevaran para travesías diferentes. Detesto los puertos seguros. deglutió muchos extranjeros y desencadenó nuevas direcciones para el psicoanálisis, la ecología, la filosofía, la ética, la estética, siempre preocupado por el devenir de la subjetividad: devenir mujer devenir niño, homosexual, el devenir-enfin- de las minorías oprimidas.
Todo buscando la autonomía posible, la salida del círculo vicioso de las significaciones dominantes. Pero siempre alejado de las vanguardias iluminadas para estar junto a los que no se reconocen más en esta sociedad. Un auténtico marginal (el que camina por los bordes). Un verdadero cronopio intelectual, evocando aquí a Cortazar.

Como buen Cronopio Guattari intentó, por todos los medios, dejar de ser un intelectual en los moldes clásicos para poder continuar como intelectual marginal.Como el mismo dijo: "lo que enriquece la potencialidad de un intelectual es su capacidad de dispersar su producción de registros heterogéneos.". Y como un cronopio de ley trató de traicionar las verdades seguras para empeñarse en recuperar el amor por la vida, satirizar lo instituído y ejercitar una libre comunicación de los deseos: comunicarse marginalmente apelando a una semiológica disidente de los deseos.

En lo personal aprendí con Guattari a ser un cartógrafo para tratar de encontrar, primero una concepción innovadora del derecho, después para probar innovar en el campo de la ecología.
Pronto descubrí que para cartografiar el derecho era preciso devorar concepciones que, a los ojos de lo que ya era establecido por la filosofía del derecho, resultarían inusitadas.
Así - por una suerte de recomendación tácita de Guattari - me apropié de la teoría de la carnavalización literaria de Bajtin, de la propuesta de aproximación ético-estética de los surrealistas, intentando también la relectura del derecho desde el deseo. El resultado fue una larga diatriba contra la filosofía del derecho, que la sentí agotada, capturada por el Estado. Y al mismo tiempo un pasaje para la filosofía política, en donde creo se tiene que dar la concepción innovadora del derecho

Todo fué bastante intuitivo. Mientras efectuaba mis desplazamientos no era conciente de las coincidencias con Guattari. Pero hice un recorrido bastante paralelo, que ahora retorna como enorme pesar por su muerte.
En relación a la ecología creo que mi hipótesis, sobre la necesidad de contar con una ecología del deseo, se aproxima bastante de la ecosofía guattariana .Probablemente la gran diferencia podría ser encontrada en el hecho de que mi propuesta ecológica parte de mi afirmación del psicoanálisis como arma de realización de cualquier tipo de propuesta ecológica.

LAW


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REVISTA Nº 26 - Ano 14 - julho de 1993 - p. 87-93


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